EL AMIANTO, ALTO RIESGO PARA LA SALUD
El amianto está considerado como una sustancia altamente peligrosa. Aunque la comercialización y su uso fue prohibida en diciembre del 2001, todavía quedan numerosas construcciones anteriores a esta fecha que contienen este tipo de sustancia.
Los trabajos más frecuentes están relacionados con la demolición, retirada y eliminación, mantenimientos, limpieza y descontaminación, eliminación de residuos, etc.
Las fibras de amianto o asbesto pueden permanecer suspendidas en el aire o adheridas a la ropa incluso días, son tan pequeñas que no se aprecian a simple vista: no se evaporan, ni se disuelven, ni descomponen.
La exposición de fibras de amianto se produce por inhalación, fijándose en los pulmones provocando enfermedades que pueden ocasionar la muerte, tales como cáncer de pulmón, mesotelioma maligno, fibrosis pulmonar, etc.
La utilización de Equipos de Protección Individual (EPIs) es recomendable siempre, incluso en aquellas situaciones en las que la evaluación de riesgos nos indique que no es probable que se sobrepase el valor límite puesto que no hay ninguna exposición a amianto, por pequeña que sea, que pueda considerarse segura.
La normativa de referencia es el Real Decreto 396/2006, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicable a los trabajos con riesgo de exposición al amianto.